Este fin de semana se realizó una vez más la fiesta electrónica más importante de Argentina, Creamfields. El año pasado me fui jurando nunca más volver, pero apenas vi la publicidad en los diarios y vi la lista de djs pensé “ya fue! viene Fatboy Slim” y al diablo con mi palabra. El evento cumplió 10 años, y prometió ser memorable, y si bien no lo cumplió del todo, si estuvo a la altura de las circunstancias.

La primera diferencia notoria en este año fue que gastaron unos pesos más. Volvieron a festejar en el autódromo, y aparentemente presentaron todos los planos con tiempo para la habilitación. Esta vez sumaron la venta del estacionamiento junto con la entrada, que fue un acierto por la cantidad de gente que asistió con auto.
Como decía, pusieron más plata en traer varios djs muy esperados, agregaron una carpa más y pusieron más pantallas de LED en el Main Stage lo cual fue impresionante. Se veía perfecto desde cualquier lado, por lo tanto la gente no necesitaba estar apiñada delante de todo. El sonido estuvo bien, pero a mi criterio un poco bajo,aparentemente esto es por una disposición del gobierno de la ciudad.

Llegué a mitad de Paul van Dyk, el cual no me gusta para nada, considero que pertenece a la camada de djs carilindos, para lo cual con Tiesto alcanza y sobra (ya sé!! no es exactamente lo mismo!). Sin embargo me tuve que guardar todas mis opiniones cuando descubrí que estaba bailando en medio de un mar de gente sin darme cuenta. Igualmente el final se estiro mucho y estaba desesperada porque arrancara la siguiente presentación.

Faithless tuvo problemas con el vuelo desde Chile y no llegaron a traer todos los equipos. Solo se subieron al escenario el MC Maxi Jazz (cantante) y Sister Bliss (una de las mejores djs femeninas y productora de la banda) con una percusionista que de verdad sorprendió al público. Si bien pudieron dar un show corto (apenas 30 o 40 minutos) desde las primeras canciones mostraron que son una banda muy sólida y que tiene una propuesta radicalmente diferente a lo que hay en la electrónica.

En una pasada rápida por la Arena 1 se escuchaba desde afuera a Steve Angello. La carpa estaba repleta de gente que no paraba de bailar, incluso desde los costados laterales. Demás está decir que no intenté entrar. También volvió Richie Hawtin, del cual escuché comentarios muy buenos, especialmente acerca del  sonido. Calvin Harris también recibió los mismos elogios por parte del público.

David Guetta estuvo prolijo e hizo lo de siempre. Cumplió con los temas esperados, sobre todo los del último CD que están girando hasta en la tele. Mucha pantalla gigante (con la letra de los temas atrás) y en un momento aparecieron dos robots de lucecitas que disparaban a la gente. Esperemos que Daft Punk este cobrando sus regalías por esto. Por supuesto tuvo la demagogia típica de los artistas extranjeros al decir que esa noche fue la mejor fiesta del mundo, que acaba de terminar en el avión su nuevo CD (si!! Justo justo!) y que, o casualidad, le iba a poner de nombre “Argentina”. También hizo la grasada de sacar la camiseta de Argentina.

A las cuatro de la mañana arrancó el espectáculo de Fatboy Slim por el cual estuve ansiosa toda la noche. Los relámpagos proyectados y los truenos le avisaban al público que se vayan acercándose para recibir a Norman Cook. Ya estaba listo para deleitarnos con todos los hits y una sucesión de proyecciones como solo él puede brindar. Para estar delante de todo, se podía bailar muy tranquilo. Memorable la aparición de Iggy Pop en la pantalla para la última colaboración que hicieron y totalmente Kitch, cuando puso la balada del pistolero entre sus temas.

Con respecto a la organización en sí, asistieron más de 45.000 personas, para las cuales hubo pocos baños. La comida fue la misma porquería de siempre, los precios se mantuvieron igual que el año pasado, y la gente sigue siendo tan desagradable como siempre. Si me resulto llamativo como pierde las cosas el público. En el transcurso de la velada vi tirada una cámara digital, una billetera y un buzo, el cual fue el único que levanté ya que los dos objetos anteriores fueron tomados por otras personas. Claro está que con la cantidad de pastis que corrió por ahí, me extraña que no hayan perdido la cabeza directamente. AH! Famosos vistos: Sandra Ballesteros y Diego Reinhold a los cuales la chapa de actores no les sirvió porque estuvieron comiendo un paty tirados al lado mío en el pasto. Nada de VIP.

Una última guachada de la Creamfields que me hizo calentar: hasta el año pasado, si bien no te daban un mísero folleto con el line up, por lo menos había postes con programación y horarios repartidos por el lugar. Y cada carpa tenía en la entrada un cartel con los set programados y un cartel luminoso que indicaba quien estaba en ese momento. Este año sacaron todo, solo dejaron una proyección berreta en el Main Stage que no se veía, y así te obligaban a comprar el line up de $20. Yo fui una de las boludas que hizo la cola para comprarlo, y por supuesto que cuando llegué a la caja una blonda con cara de idiota me dijo “no hay más line up”. Fuck Creamfields.

Fue una noche rara. Si bien todavía hay millones de cosas criticables, estuvo bien. Se bailó y se disfruto gracias a todos los djs. La gente estuvo contenta y todo el ambiente estuvo re tranquilo. Desde el año pasado a este, la fiesta se redimió.
PD: una vez más agregó una foto horrenda sacada con celular solamente con el fin de la credibilidad periodística.