El pasado jueves 23 se presentó en la argentina Diana Krall. El recital se llevó a cabo en el teatro Gran Rex frente a una platea casi llena, para presentar su último álbum “Quiet Nights”. El mismo fue resultado de un viaje realizado por la intérprete en el 2009 a Río de Janeiro y donde se puso en contacto nuevamente con la música brasilera. Si bien Diana Krall desde chica dice escuchar bosanova en su casa, en está experiencia se decidió a hacer arreglos sobre temas de Tom Jobim, João Gilberto y marcos valle entre otros. Además en este CD coincidió con el compositor Claus Ogerman quien había colaborado en su momento con el álbum de Frank Sinatra y Jobim.
El concierto fue muy parecido al que dio en el 2007: ella en el piano, Anthony Wilson con quien trabaja hace 8 años ya en guitarra, Robert Hurst en el contrabajo y Karriem Riggins en batería. Si hay algo que realmente llama la atención durante el recital, incluso para un ignorante musical, es la relación que se da entre los cuatro miembros en el escenario. Constantemente mirándose entre ellos, atentos a los solos de cada uno, y ella mostrándose muy generosa con los tres al presentarlos una y otra vez sobre el escenario pidiendo aplausos. Se distinguía como la música fluía entre ellos con total familiaridad, como si estuvieran juntos tocando desde la infancia.

Abrió como la vez pasada con “Love being here with you” pero en una versión más acelerada de lo normal. Del CD tocó pocos temas: “Quiet Nights” que es la versión en inglés de “Corcovado” de Jobim, y “Walk On By”, de Burt Bacharach. Hizo dos temas de Tom Waits, “Jockey Full of Bourbon” y como bis “Clap Hands” y explicó que los elije para sus recitales ya que sus hijos tienen una llamativa fascinación con el músico.

Mencionó a su marido, Elvis Costello como compositor en uno de los temas interpretados. La influencia de este es muy grande ya que él la ayudó a lanzarse como compositora en “The Girl in the other room” y comentó que antes de cada concierto habla por teléfono con él como cábala. Y termino por sacarle una sonrisa al publico cuando mencionó que muy probablemente a esa hora él les estuviera preparando la comida a los chicos. Y sin duda esa es una de las características de Diana Krall que hace que su público se enamore de ella. Su simpleza, tanto en la música, como en su voz, como en su vida personal. Nadie puede imaginarse a esa voz tan suave retando a sus hijos, ni siquiera vestida de otra forma que no sea con su pelo rubio suelto y un vestido azul recto. Sin maquillaje ni adornos, la Krall es pura intimidad.

A mitad de la velada interpreto una versión de “Exactly like you” también influenciada por la Brasil y hacia el final del recital toco su ya clásico cover “Case of you” de Joni Mitchell. La canadiense en todos sus shows muestra el cariño que tiene por su país y se manifiesta fan de Joni Mitchell sola en su piano con una demoledora canción.

El recital duró aproximadamente dos horas y fue un típico recital de jazz: cuatro músicos solos con sus sillas e instrumentos, un telón de fondo y con buena iluminación para generar el clima apropiado a cada tema. Al espectáculo en si, se le puede criticar que no es para nada innovador, es más de lo mismo. Pero ese mismo para los fanáticos es lo mejor de lo mejor, por lo tanto deja satisfechos a todos. Si es totalmente criticable, pero lamentablemente sin solución, la actitud del público. Es increíble como la gente puede ser TAN desagradable. Desde personas que apoyan los pies en la butaca de adelante, a otras que van 300 veces al baño, o varias que no puede parar de hablar, y los irrespetuosos de siempre que a pesar de la advertencia, no apagan su celular y no dejan de sacar fotos. Es llamativo como el avance de los celulares y las cámaras fotográficas logran transformarse en una prolongación peneana del ser humano. Es realmente una lástima que tanta gente no pueda relajarse y disfrutar de un recital tan hermoso como el que dio Diana Krall.