A lo largo de la filmografía de Woody Allen, pude presenciar tres etapas esenciales antes del año 2000. La primera es tu etapa bizarra, con películas como Bananas, Todolo que usted siempre quiso saber acerca de sexo (pero nunca se atrevió a preguntar) y El Dormilón, donde el objetivo principal del director era entretener a la audiencia con situaciones y elementos de la vida cotidiana, y en especial, de la sexualidad humana.
En tal caso, quién podría olvidar al genial Gene Wilder en el segmento “¿Qué es la sodomía?” de “Todo lo que usted siempre quiso saber…”, quien se enamora y tiene relaciones sexuales con una oveja (la cual es muy bonita, por cierto). Al haber perpetuado el propósito de hacerse conocer ante los espectadores como un director que se enfoca a un tema nunca antes tramitado de este modo, se propone mezclar esta temática con las complicaciones de la mente humana, la familia y el psicoanálisis.
En este periodo dorado de Allen, surgen obras de arte tales como AnnieHall, Crímenes y Pecados y Anna y sus Hermanas. Así, los hechos mas profundos de la mente se mezclan con situaciones sexuales y conflictos familiares y religiosos, como le pasa al personaje de Martin Landau en “Crímenes y Pecados”. Por último, Allen retoma las películas de comedia, ya con su nueva mezcla de sexualidad + inconsciente + religión, en películas como Deconstruyendo a Harry, Poderosa Afrodita y Todos dicen te quiero.
En los últimos ocho años, Allen entró en un nuevo periodo: dejó las calles de Nueva York por las de París y Londres, cambió a Diane Keaton y a Mia Farrow (a esta última porque no le quedaba otra) por actores de la nueva camada, como Scarlett Johansson, Jason Biggs y Radha Mitchell, y substituyó su estética narrativa en la que él mismo contaba la historia, por un narrador X o el mismo protagonista de la historia. El público puede pensar que Woody Allen entró, con estos cambios, en una etapa más madura en su filmografía, pero para que esto sucediera, estas transformaciones deberían ir de la mano de un nuevo tópico o de nuevas historias.
La última película de Allen que vi fue la tal aclamada Vicky Cristina Barcelona, y debo decir que termine bastante decepcionada, aunque tampoco estoy sorprendida al expresar esto (aunque Melinda y Melinda es maravillosa). Algunas de sus últimas películas me dejaron un vacío que solo me dejan esas películas que engancho un sábado a la tarde en la tele. La película cuenta la historia de dos amigas, Vicky y Cristina, con diferentes predisposiciones en cuanto al romance, que hacen un viaje a Barcelona.
Allí conocen a un pintor bohemio, Juan Antonio, quien las invita un fin de semana a Oviedo. Debido a que Cristina que tenía ganas a Juan Antonio, ambas van de viaje, pero es Vicky, quien estaba comprometida con un empresario estable, la que tiene un encuentro sexual con el español. Arrepentida, se aleja, y así Juan Antonio comienza una relación con Cristina, quien no sabe del affaire de su amiga. A medida que la relación entre Juan Antonio y Cristina va creciendo, aparece la maniática ex – esposa del español, María Elena. Siendo arisca al principio con Cristina, termina involucrándose en una relación sentimental entre ella y Juan Antonio, “explicando” que Cristina era lo que necesitaba para que el matrimonio entre los españoles funcionase. Mientras tanto, Vicky comienza a sentir dudas por su próximo matrimonio perfecto luego del encuentro sexual con Juan Antonio.
Al final de la película, Cristina se da cuenta que ya se cansó del manage à trois y decide regresar a Estados Unidos, y Vicky continua su vida tal cual la tenia planificada. Así como había una época en la que Allen plasmaba en la pantalla cuestiones familiares, como la idishe mame que fallece y lo continua viendo desde el cielo (cuya metáfora cualquiera puede sentirse identificado), en los últimos años, crea situaciones de las relaciones de parejas y sexuales tan absurdas que uno ni puede sentirse identificado ni puede disfrutarlo. Y no es tan solo por el tema, sino que, al haber visto películas anteriores del director, él mismo se vuelve repetitivo.
Ya desde Anna y sus Hermanas se ve la temática de un hombre enamorado de la hermana, la amiga, la cuñada de la persona con quien esta en una relación. Al ser dicha película la primera de su camada, sumada a la excelente interpretación de Michael Cane, que hace imposible sentir que el personaje esta cometiendo una traición, toda consecuente película de Allen que se refiera al deseo por otra mujer cercana a la suya, siempre será comparada con esta primera, tales como Match Point y Vicky Cristina Barcelona.
Lo mismo sucede con el tema del encubrimiento de un asesinato: en Crímenes y Pecados se intenta encubrir un asesinato para que la vida que el protagonista esta llevando no se desmorone. Esto mismo ocurre tanto en Match Point como en El Sueño de Cassandra.
Pareciera ser que Woody Allen intenta reinventarse a si mismo en otros escenarios y con otros actores, cuando el tema central sigue siendo el mismo, y no hay que olvidar, que mas allá de que el cine es un arte a través del cual el director realiza una sublimación de sus mas profundos deseos, también es el arte del entretenimiento, y los espectadores merecen algo mas que siempre lo mismo.
Quiero aprovechar este espacio, para decirle al amigo Woody unas palabras… PEDAZO DE FORRO, DEVOLVEME LA PLATA QUE GASTE DE INET EN LA DESCARGA, Y LAS DOS HORAS QUE INVERTI EN VERLA!!!!, porque hablemos en serio… 1 beso… nada más!!! A mi me generó un ~hype~ como de 7 meses, tachando días hasta que salga la peli, con la promesa de “Scarlett & Penelope”… para eso… una estafa.
Yo solamente vi las pelis nuevas, de el amigo Woody, y me resultan bastante atractivas (incluso Scoop, que si bien era bien pavota, la narrativa, y el ritmo de la peli, me resultó entretenida -y Scarlett garpa… always-), me falta “Cassandra…”, la mejor -lejos- “Match Point”. Tengo en la pila de “To view” “Todo lo que siempre quiso…” y “Manhattan”, en algún momento las atacaré.
Hola, muy bueno el blog muchachos. Me gustaría de todas formas discutir los argumentos en los que se basa “la caída cuesta abajo” de Woody Allen. El tildar la situación sexual de un humano y una oveja como parte de una “época dorada” y la relación de un hombre con su cuñada como una situación sexual absurda me parece aunque sea un poquito tirada de los pelos. O por lo menos tiene que ver con un gusto bastante personal del autor de la crítica, lo que no me parece para nada mal. Se confunde un poco la periodización de su obra y creo que se cae en un error cuando se plantea que Hannah y sus hermanas es la primera película en tratar estos temas. El que Allen siga dando vueltas en lo mismo significa justamente que no busca mucho reinventarse (atreviéndonos a suponer algo de su pensamiento). A los 73 años no creo que la gente piense que por fin ha madurado, al menos podemos pensar que envejeció. A mí tampoco algunas de sus últimas películas me gustaron del todo… pero otras si… entonces propongo una “Caída cuesta arriba de Woody Allen”. Saludos.
PD: Suena interesante aquello de que el público se merece o no cosas, como si fuéramos chicos esperando a Papá Noel. Para discutir…